jueves, 28 de febrero de 2008

lunes, 28 de enero de 2008

Verdad y Diálogo

No me dedico a clasificar personas de acuerdo con su maldad o bondad tal y como lo afirma el Presidente Arias en este periódico el 21 de enero. No obstante, sí detesto el cinismo y la corrupción que ha inundado una parte de las cúpulas de la política tradicional. El Presidente escogió durante 22 meses desconocer al PAC, irrespetando así la decisión de los y las costarricenses de darnos un importante papel en el devenir del país. Ahora ha cambiado de opinión y ello lo apreciamos, pero su intento de confundir a los lectores cambiando la historia no es de recibo.

Es necesario recordar que antes de la reunión que sostuvimos el pasado diciembre, la cual organizó el Presidente, nos habíamos reunido tres veces ninguna por iniciativa suya: la primera la promovió la OEA, la segunda Franklin Chang y la tercera la solicitó el PAC. En la reunión del 6 de abril del 2006 en la casa de la familia de Franklin Chang, de partida ofrecí nuestro apoyo incondicional a varias propuestas enfatizadas en la campaña presidencial por Óscar Arias, que nos parecían convenientes para Costa Rica. Ante esa actitud constructiva, el Dr. Chang propuso la firma de un documento con lo conversado y acordado ese día, así como reuniones quincenales. Todos estuvimos de acuerdo. Sin embargo, luego el Presidente cambió de opinión y dio al traste con esa ruta.

A pesar de ello traté de que la comunicación se mantuviera abierta por medio de cartas especificando propuestas, las cuales no fueron respondidas o sólo merecieron un acuse de recibo de parte de alguna asistente de la jefa de despacho del Presidente. En un caso ante una propuesta relacionada con el trámite del TLC (que de haberse considerado hubiese agilizado el trámite de la agenda de implementación) si recibí una respuesta del hermano del presidente pero concentrada en ataques y ofensas. Nada de eso me ha impedido expresar públicamente o por carta mi felicitación al Presidente, en siete ocasiones distintas cuando creí que sus iniciativas eran positivas para Costa Rica.

Hace escasos tres meses el Presidente le explicó a la periodista Marcela Angulo en Canal 6 las razones para su animosidad contra este servidor y por qué no había querido reunirse conmigo. Concretamente dijo que no podía invitar a su casa a almorzar a quien lo acusaba de corrupto. Así mismo, hace siete meses (DIARIO EXTRA, 23 de mayo) me pidió públicamente que no le enviara cartas pues ya se sabía que diferíamos. Además, permanentemente nos ataca, calificándonos directamente de ser pobres de espíritu, terroristas parlamentarios, antisistema, etc., acompañado por la prensa pro gobierno y campañas mediáticas millonarias y electoralistas.

Creo que el apoyo de un sector de la prensa a una sui géneris y antiinstitucional estrategia de negación del PAC, el contar con 38 diputados prácticamente de gobierno y la dificultad de negociar con un Partido como el nuestro, el cual no pide partidas específicas, favores, ni puestos y que jamás aceptaría ni 90 ni 1000 millones para votar en una determinada dirección, condicionó la actitud del gobierno hacia el PAC y hacia este servidor. Lo cierto, es que el estado de ánimo del Presidente frente a nosotros y sus criterios sobre la política, le han impedido desempeñarse como Presidente de la República ante el PAC.

Eso lo comprendemos a cabalidad. Pero que el Presidente, con los hechos arriba relatados, de repente se presente como el adalid del diálogo y la flexibilidad nos revela hasta donde hemos llegado. Sin embargo, lo más importante es que la ciudadanía puede estar absolutamente segura de que esas actitudes del Presidente tienen cero impacto en nuestra capacidad para apoyar lo que nos parezca bueno, como lo hemos demostrado una y otra vez en los siete años de existencia. Esta madura actitud, promovida de manera permanente en el PAC, es una de causas de nuestra fortaleza.

Las cartas las hemos puesto sobre la mesa reiteradamente, pero lo usual es que no tengamos respuesta. Por ejemplo, hace 16 meses enviamos una serie de propuestas fiscales. Aun no conocemos la opinión del gobierno sobre ellas. De igual manera, en mi carta del 19 de diciembre pasado expresé al Presidente que el artículo 208 bis del Reglamento Legislativo expresamente excluía su utilización para el rompimiento de monopolios estatales y que, por lo tanto, el gobierno estaba violentando el Estado de Derecho al utilizarlo para romper el monopolio de las telecomunicaciones. En su respuesta el presidente intenta confundir respondiéndome sobre otro tema.

La democracia funciona bien si se trabaja dentro del sistema de pesos y contrapesos, se respeta el Estado de Derecho y se cree en el pluralismo ideológico. Un Presidente que se victimiza cuando no se aprueban todas sus propuestas o que piensa que diálogo es sinónimo de concordar con él, en realidad refleja molestia no con la oposición si no con la democracia. Un Presidente dispuesto a utilizar mayorías para irrespetar el Reglamento Legislativo, no solo está agobiado por la lentitud de la Asamblea sino por el Estado de Derecho y la institucionalidad.

Es mal intencionada la distorsión con que el Presidente insinúa que yo solo quiero una reunión frente a los lentes de las cámaras. Lo que sostengo es que la mera existencia de la reunión, y por supuesto sus contenidos, deben ser públicos. En muchas ocasiones en reuniones secretas se ha pactado contra el país. Por ello, siempre lucharemos para que en la práctica los ojos y oídos de la ciudadanía estén en este tipo de reuniones.

Lamento que haya sido precisamente en los momentos en que yo inicio un período de cinco meses de vida académica en la Universidad de Florida en Gainesville, Estados Unidos, y después de 22 meses desde que se terminó la campaña política, cuando el Presidente haya decidido que es importante reunirse conmigo. Sin embargo, en los términos aquí expuestos, siempre estoy a disposición para que nos reunamos, aunque signifique viajar desde Gainesville antes de junio.

Publicado hoy en LA EXTRA

martes, 18 de diciembre de 2007

Carta a Eugenio Trejos


San José, Costa Rica

Montes de Oca, 17 de diciembre 2007




M.sc Eugenio Trejos
Rector Instituto Tecnológico de Costa Rica
SM

Estimado Eugenio:

La lucha contra el TLC negociado mostró una Costa Rica valiente, honesta, comprometida, generosa, patriota. De esa lucha quedan muchas enseñanzas, secuelas, estímulos y rutas. Como mínimo quedan ciudadanos y ciudadanas mucho más enterados y enteradas de los asuntos públicos independientemente de si votaron Sí o votaron No.
Hoy hay muchos más costarricenses que saben de comercio internacional, de tratados de libre comercio, de propiedad intelectual, de cual es el verdadero territorio nacional, de las políticas agrícolas en los países industrializados, de la institucionalidad, de las telecomunicaciones y los seguros, de globalización, de los debates sobre comercio en Estados Unidos, de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe.
También hay un pueblo más educado sobre las responsabilidades diversas del Poder Ejecutivo y del Legislativo en materia de tratados internacionales, sobre la calidad y el grado de independencia de los árbitros más importantes de la vida nacional, la Sala IV y el TSE, sobre las leyes que rigen procesos de votación llámese Ley del Referéndum o Código Electoral.
También hay un pueblo mejor informado sobre la idéntica posición ideológica de extrema derecha de buena parte de las cúpulas del PLN, el PUSC y el ML, sobre la capacidad de ciertos políticos de partidos unipersonales para firmar documentos contra el TLC en campaña y para apoyarlo ya al ser diputados; sobre el monto cobrado por un diputado cristiano para votar por el TLC y la disposición de la política tradicional a pagarlo por medio de la ley de presupuesto.
También hoy hay más gente que conoce, por medio del memorando Casas-Sánchez, la forma en que esa política tradicional polariza la sociedad costarricense, se burla de las leyes y de la institucionalidad, promueve la cizaña, revive la guerra fría y atemoriza a la población, con tal de maquiavélicamente lograr sus fines.
De igual manera hoy tenemos más ciudadanos conscientes de que hay un sector de la prensa que dejó de informar para dedicarse a hacer propaganda, que educa a sus periodistas para que se conviertan en propagandistas de una causa, que distorsiona la verdad, que esconde noticias importantes si no favorecen su posición y que protege a los políticos que piensan como ella.
Pero quizá lo más importante del extraordinario proceso de aprendizaje que generó la discusión sobre el TLC, es que hoy la ciudadanía sabe que su acción, su mística y su compromiso, estuvo cerca de la victoria y que por lo tanto sí es posible derrotar al egoísmo, a la injusticia, a la corrupción, a los millones de dólares y a la mentira. Hoy hay mayor confianza en la acción ciudadana y en las posibilidades de la democracia como ruta para construir el país que una buena parte del pueblo viene buscando desde hace algún tiempo. Hoy más costarricenses comprenden que la democracia es la ruta, no debido a las instituciones de las que depende la calidad de los procesos democráticos tales como el TSE o la prensa, sino a pesar de ellas.
Todo este conocimiento, este proceso educativo y esta nueva ciudadanía, fue posible porque un sector de costarricenses fue capaz de tratar el tema sin ningún cálculo político y sin tomar en cuenta encuestas de opinión, sino simplemente consciente del enorme impacto del TLC en el futuro del país. Ese sector, muy pequeño al inicio, fue capaz de obligar a la discusión nacional, cuando lo que buscaban las cúpulas que negociaron y promueven el TLC era que se aprobara sin democracia, a la carrera y a escondidas, como ocurrió en Centro América. Por ello, desde antes de que se iniciaran las negociaciones, atacaron a quién se atreviera a hacer una mera pregunta sobre los contenidos del TLC. Su objetivo desde los albores era violar la democracia y el derecho de los pueblos a construir y a opinar sobre su destino.
En toda esa lucha usted jugó un papel pivotal. Desde antes de la exitosa marcha del 26 de febrero del 2007, sin ningún temor, usted puso sus conocimientos al servicio de esta causa. En los preparativos para esa marcha, en una reunión en la Universidad Nacional, se formalizó su coordinación del movimiento contra el TLC. Usted asumió su tarea con dedicación, entrega y honradez y tuvo la capacidad para evitar la división del movimiento a pesar de tanta diversidad y tantas opiniones no sólo sobre aspectos ideológicos, sino sobre métodos y procedimientos.
Es muy fácil transitar por la vida haciendo proclamas y predicando sobre como debe ser el mundo, sin perder nada a cambio para lograrlo. Mucha gente que nunca pierde nada, ni arriesga nada, se dedica cínicamente a dudar y a criticar el comportamiento de los que toman riesgos y se sacrifican por sus principios y convicciones. La verdadera prueba de fuego sobre las convicciones, se da cuando una persona está dispuesta a perder algo importante con tal de mantenerlas y defenderlas.
Usted puso en riesgo no sólo su prestigio en la sociedad costarricense ganado por medio de una sólida carrera académica y numerosos aportes intelectuales, sino su reelección a la rectoría del Instituto Tecnológico. Claro en su compromiso con Costa Rica y consciente del momento crucial para el país, usted demostró con creces la solidez de sus principios. La hora crucial vivida por el país no la observó desde el pedestal erigido por usted mismo con su esfuerzo y capacidad, sino que la vivió a la par de la gente construyendo Patria, ciudadanía y posibilidades de derrotar al TLC.
Además de sus valiosos aportes a la discusión, usted sirvió de rostro al movimiento. Ello le hizo más difícil a la escuela del memorando Casas-Sánchez, desacreditar el movimiento del NO. El pérfido macartismo y los cínicos argumentos ad hominen, utilizados para acusar de comunistas o de oportunistas electoreros a quienes nos oponemos al TLC, encontraron un formidable obstáculo en su liderazgo en nuestra lucha. Con valentía y convicción usted no se amilanó cuando intentaron desacreditarlo adjudicándole motivaciones políticas.
Quizá no compartamos todas sus declaraciones ni todas sus decisiones. Como seres humanos todos cometemos errores. En todo caso, si en algunas circunstancias, al calor del momento y los acontecimientos, hizo afirmaciones que podrían estar equivocadas, ellas palidecen en número y gravedad ante las aberraciones y mentiras que salieron del Presidente de la República. Este afirmó, que “era más difícil renegociar el TLC que cambiar los diez mandamientos” y que sin TLC “nos llevaría el diablo” y nos “convertiríamos en la Albania de América Latina”. Presagió “un suicidio colectivo” si no se aprobaba y afirmó, al mejor estilo de la política tradicional, que si lo hacíamos, “los trabajadores que iban a trabajar en bicicleta lo harían en motocicleta BMW”.
Hoy, al acercarse el fin de este año tan duro para nuestra lucha por recobrar un país solidario, pero tan hermoso por sus enseñanzas y por la profundización del desarrollo de ciudadanía, considero justo agradecerle y felicitarle por su gesta. En mi condición de un habitante más de esta querida Patria, creo que es mi deber expresarle este reconocimiento. Creo que debe sentirse parte de la historia, de una historia que no ha concluido y que continuará requiriendo del protagonismo de la gente sana, honesta y patriota, para que Costa Rica camine por los senderos de la paz y del Bien Común.
Aprovecho para desearle a usted y a su familia, unas felices navidades y un exitoso año 2008.

Atentamente,



Ottón Solís

lunes, 19 de noviembre de 2007

Democracia después del Referéndum

Costa Rica celebró el primer referéndum nacional de su historia y por primera vez en el mundo un tratado de libre comercio fue sometido a referéndum. Fue la mejor salida para una decisión difícil.

Desde que se firmó el TLC por el Gobierno de la República, fue evidente que sería un tema controversial, pues introduce cambios significativos sobre numerosos temas trascendentales en el estilo de desarrollo costarricense, con normas de un elevado rango legal.

Una propaganda masiva, aún desde antes de que terminaran las negociaciones, hizo que las encuestas de opinión mostraran un apoyo superior al 80% entre la ciudadanía. En ese contexto, hace tres años y ocho meses el Partido Acción Ciudadana, después de una comparación entre sus contenidos y nuestras propuestas de desarrollo, anunció su rechazo al texto firmado y su solicitud de una renegociación. Sabíamos que nos encaminábamos a un proceso electoral y que se nos lanzarían en contra poderosas fuerzas.

Tanto los diputados PAC 2002-2006 como la actual fracción y algunos diputados de otros partidos, hicieron todo lo posible para que el TLC fuese debidamente conocido por la población. Los defensores del TLC intentaron aprobarlo en la Asamblea Legislativa con poco debate, tal y como había ocurrido en los otros países de Centro América. Así, se mantuvo engavetado por el anterior Presidente de la República por muchos meses, se suspendieron la sesiones durante el período previo a las elecciones nacionales de febrero del 2006, en el trámite de comisión se pusieron límites estrechos tanto para el conocimiento de mociones, como para el uso de la palabra y para el número de comparecencias. Cuando fue dictaminado, de manera abrupta, se retiró del conocimiento del plenario de los diputados con el fin de aprobar una reforma al Reglamento Legislativo, que permitiera una vía rápida sin mucha discusión.

Finalmente, ante varios factores, incluyendo la resistencia legislativa y la presión popular, el Tribunal Supremo de Elecciones aceptó someter el TLC a referéndum . El proceso de campaña fue tenso y totalmente inequitativo en cuanto al acceso de herramientas para informar.

El TLC es hoy Ley de la República. Debido a ello los sectores que sustentan un pensamiento que no es compatible con algunos extremos del TLC, tenemos una tarea más importante que nunca en el desarrollo nacional. Además de luchar por el perfeccionamiento de nuestra democracia, la cual reveló algunas deficiencias en el proceso del referéndum, nos corresponde concertar una agenda que al menos mitigue las peores consecuencias sociales del TLC.

Pero sobre todo, debemos impulsar una agenda capaz de atraer inversiones, generar exportaciones y hacer crecer la economía, no debido al TLC sino a pesar de el. Tenemos que hacer atractivo nuestro país no por los privilegios que otorga a las corporaciones multinacionales, sino por el prestigio que logremos ante los consumidores mundiales, a partir de nuestras exigencias ambientales, sociales y éticas. Tenemos que aspirar a ser no el Singapur de América Latina, sino la capital mundial de la movilidad social, de la calidad de la educación, de la pequeña y mediana propiedad, del respeto a los derechos humanos de todas las minorías, de la equidad de género, de la ética en la política, de la transparencia en la administración pública, de la seguridad ciudadana, de la eficiencia y la neutralidad del sistema de justicia, de la protección del ambiente, de la democracia, de la paz y de la tolerancia.

El propósito de estas reflexiones no es agotar el tema sobre el proceso del referéndum y las tareas inmediatas y futuras que nos comprometen. Se trata más bien de una primera aproximación. Esta ha sido alimentada por numerosas conversaciones, con gente PAC y de otros sectores que también quieren que Costa Rica progrese en democracia.

EL TLC ES LEY DE LA REPÚBLICA

El resultado del referéndum convierte en Ley de la República el TLC dictaminado por la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Legislativa . Sin embargo, este proceso de votación deja profundas secuelas, unas positivas otras negativas, que lejos de pasarse por alto deben servir de lecciones a partir de las cuales definir rumbos.

Como dije antes, no intento aquí referirme a todas las preguntas (aun no han surgido todas), sino hacer algunas valoraciones en relación con las siguientes:

¿Contribuyeron a fortalecer la democracia las instituciones que administran procesos de votación en Costa Rica?

¿Es conveniente discutir sobre esta materia?

¿Mejoró la calidad democrática de la participación ciudadana en procesos de votación?

¿Es correcto intentar impedir la entrada en vigencia del TLC impidiendo la aprobación de la agenda de implementación?

Cómo consecuencia del resultado del referéndum ¿debe aceptarse cualquier contenido en los proyectos de esa agenda?

¿El resultado del referéndum resolvió el debate sobre el modelo de desarrollo o únicamente el tema del TLC?

¿Con el TLC se terminan las luchas de quienes queremos una mejor democracia, la verdadera competitividad, un modelo inclusivo y eliminar la corrupción política?

¿Es importante construir y concertar las propuestas que nos permitan administrar el desarrollo en el marco del TLC y mitigar sus peores consecuencias?

¿Cómo debemos concertar y construir la agenda política nacional?

¿Debemos tratar de unir este país respetando la posición de la mayoría de personas que votaron por el SI, las cuales lo hicieron a partir de convicciones y no de intereses, o es correcto asumir que a todos y todas los compraron o los chantajearon?

¿Debemos los que estuvimos con el NO competir de ahora en adelante con una parte de la cúpula del SI en cuanto a su irrespeto a la democracia y a la institucionalidad o nos situamos en una dimensión superior que unifique a Costa Rica y la rescate del maniqueísmo y la polarización?

LA ADMINISTRACIÓN DEL PROCESO DEBILITÓ LA DEMOCRACIA

La ciudadanía se expresó en las urnas y se debe respetar ese veredicto. Sin embargo, esa constatación no debe estar acompañada por silencio ante las condiciones de clara desventaja comunicativa y absoluto descontrol regulatorio que privaron durante el proceso previo a la realización del Referéndum.

A los pocos días del anuncio sobre el referéndum, elogioso hacia el Tribunal Supremo de Elecciones por su histórica decisión, escribí con optimismo y hasta emoción: “…. esperamos que haya equidad en el acceso a las herramientas para informar sobre las dos posiciones. Esto también es necesario para que el Referéndum deje a todos con tranquilidad y paz interna y, por lo tanto, más unidos como costarricenses. Nos aprestamos a dar un paso inédito. Esperamos que el Gobierno, el TSE y la Sala IV, sean sensibles a estos requisitos para culminar con éxito la gran gesta que el país está por emprender. La Historia siempre recordará este momento sublime de afianzamiento de nuestra nacionalidad y la Patria agradecerá que solucionáramos con más democracia un capítulo que la amenazaba” (La Nación, 4 mayo 2007).

Hoy debemos admitir que en este proceso la institucionalidad le falló a la democracia. De acuerdo a los expertos y a diversos convenios internacionales, se transgredió en uno de los requisitos básicos de este sistema: la equidad en las posibilidades de comunicación e información por medio de equidad en el financiamiento .

El grupo que impulsó el SI contó a lo largo de los años en que se discutió el TLC y especialmente durante el período de campaña, con tres formidables fuentes financieras tanto directas como indirectas: el activismo de buena parte de la prensa, el capital privado nacional y extranjero y los recursos del Estado.

En cuanto al sesgo noticioso y editorial de buena parte de la prensa escrita, radiofónica y televisiva, no se puede culpar a las autoridades electorales. Nosotros habríamos repudiado cualquier intento de censura aun cuando hubiese beneficiado nuestra causa. Lo que sí se espera es que los medios de información honren la libertad que les otorga la democracia y que muchos defendemos, con mayor objetividad y con un esfuerzo, al menos en el componente noticioso, para reflejar la diversidad de visiones y propuestas. Pero este es un asunto ético que, como en muchos otros campos en Costa Rica, estamos lejos de los estándares óptimos. Lo cierto es que algunos medios informativos comerciales dejaron de informar para dedicarse durante cuatro años (incluyendo la tregua de tres días previa al día del referéndum, exigida por nuestro ordenamiento legal), directa e indirectamente, a hacer propaganda a favor del TLC .

Noticias relevantes a la discusión en vista de las razones esgrimidas por un sector importante del NO, fueron engavetadas en los escritorios de los jefes periodísticos. Por ejemplo, con tal de no darnos la razón sobre la propuesta de renegociación y con el fin de proteger la afirmación del liderazgo del SI de que “era más difícil renegociar el TLC que modificar los diez mandamientos”, este país nunca se enteró de que el TLC de Colombia y Perú fue renegociado y precisamente en la dirección que le interesaba al NO en relación con nuestro TLC. Peor aun, y probablemente por la misma razón, nunca fue noticia que nuestro TLC fue renegociado y en asuntos sustantivos, tanto en materia de acceso a mercados como en relación con los requisitos para que entrara en vigencia.

Tampoco fue noticia en Costa Rica, que Bolivia y Ecuador rechazaron sus TLC y sin embargo el Congreso de Estados Unidos aprobó la extensión de sus preferencias comerciales unilaterales. Esto a pesar de las permanentes afirmaciones de la cúpula del SI de que si rechazábamos el TLC Estados Unidos nos quitaría los beneficios de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y de nuestras documentadas aclaraciones en sentido contrario.

Como un ejemplo más de la parcialidad de un sector de la prensa y su ilimitada disposición a hacer propaganda a favor del TLC y de los argumentos del Gobierno, no debemos pasar por alto su violenta reacción ante la visita del Senador Bernie Sanders y del Congresista Michael Michaud. Estos dos prestigiosos líderes norteamericanos vinieron a contestar preguntas sobre los temas mencionados antes. La cúpula del SI, dentro de su estrategia de crear miedo en los votantes, reiteradamente afirmó que Costa Rica perdería los beneficios de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe si rechazaba el TLC y que era imposible renegociarlo.

Tanto el Senador Sanders como el Congresista Michaud aclararon que esas afirmaciones no eran correctas. Como resultado se desató una agresiva campaña contra estos dos líderes, orquestada desde el liderazgo del SI y con el apoyo de un pequeño sector de la prensa. Dentro de esa campaña se dijo que votaron en contra de beneficios para Costa Rica, que eran enemigos de nuestro país (don Alberto Trejos, Ex Ministro de Comercio Exterior de Costa Rica y negociador del TLC), que eran comunistas (don Jorge Eduardo Sánchez, Diputado), que la oficina de migración debió haberles negado la visa (don José Manuel Echandi, Diputado), que yo era un traidor de la Patria (don Marco Vinicio Ruiz, Ministro de Comercio Exterior) y que debía pedirle disculpas al país por haberlos invitado (periódico La Nación). Como si hubiese traído a un par de criminales, hasta se me acusó ante el TSE , supongo que a raíz de lo que algún editorialista (periódico La Nación) denominó mi ″oscura alianza″ con estos líderes norteamericanos.

Quienes orquestaron y ejecutaron esa campaña sabían que Michaud es un hombre de negocios, directivo de cámaras empresariales en Maine y miembro de la Coalición Blue Dog, un grupo de derecha dentro del partido Demócrata. También sabían que Sanders es ″tan comunista″ que en su campaña casa a casa para ser senador fue acompañado numerosas veces por Nancy Pelosi, la actual presidenta de la Cámara de Representantes y Barack Obama, uno de los precandidatos del Partido Demócrata con más posibilidades de llegar a la presidencia.

Al afirmar que Sanders y Michaud eran enemigos de Costa Rica debido a la forma en que han votado en materia de comercio, la cúpula del SI también estaba declarando como enemigos de Costa Rica a decenas de senadores y centenares de congresistas que han votado de manera idéntica a ellos en esa materia . Si aceptáramos el criterio de esa cúpula para definir quién es enemigo de Costa Rica, tendríamos que aceptar que, por ejemplo, el Senador Edward Kennedy es también enemigo de Costa Rica.

De ser cierto que Costa Rica tiene tantos y tan prestigiosos enemigos en los círculos políticos del país más poderoso del planeta y de nuestro primer socio comercial, quienes tendrían que pedir disculpas al país serían este y los anteriores gobiernos por su desastrosa diplomacia.

¿Fue la ignorancia sobre la realidad política en Estados Unidos la que guió a los líderes del SI en su reacción a la visita Sanders-Michaud? ¿Fue su apego preciso al Memorando Casas-Sánchez en lo atinente al miedo y la cizaña ?

Sanders y Michaud no vinieron a decirle a Costa Rica como votar, nunca lo hicieron. Simplemente vinieron a desmentir algunas afirmaciones que habían reiterado los líderes del SI en relación con el TLC, en especial que si ganaba el NO Costa Rica perdería los beneficios de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC) y que nuestras relaciones con Estados Unidos se deteriorarían.

Sanders y Michaud descubrieron una Costa Rica sumida en un retrógrado maniqueísmo. Con asombro leyeron antes de llegar a nuestro país el memorando del gobierno, la evidencia sobre su ejecución desde hacía meses y los elogios del Presidente a sus autores. Las reacciones provocadas por su visita hicieron comprender a ellos y a sus colegas en Washington, que desde la Casa Presidencial en Costa Rica se gestó un renacer del macartismo con todas sus simplificaciones y toda su intolerancia. Si no habían creído que dentro de la estrategia polarizadora del gobierno y sus aliados estaba calificar de enemigo de Costa Rica y de comunista a cuanta persona se opusiera al TLC, el haber sido blanco de esos mismos calificativos les quitó cualquier duda .

Este episodio, el cual transcurrió sin que se nos diera oportunidad de hacer las aclaraciones del caso, sirve de ejemplo sobre los extremos a que estuvo dispuesta a llegar un sector de la prensa con el fin de evitar que ganara el NO.

El acceso al financiamiento privado ilimitado por parte de los promotores del TLC, obedeció tanto a deficiencias de la ley del referéndum como a la falta de determinación del Tribunal Supremo de Elecciones para exigir que informaran sobre las fuentes de financiamiento y la apertura de las cuentas. El NO hizo esta propuesta y puso todas sus cuentas a disposición del TSE y de la opinión pública, mientras que los líderes del SI, con la complacencia del TSE, siempre se negó a ello.

Lamentablemente, a los sesgos de algunos medios de información y al acceso a recursos multimillonarios privados por parte del movimiento del SI, se sumó su acceso a fondos públicos también multimillonarios. El Poder Ejecutivo se sirvió, con el aval del TSE, de los recursos públicos y de la plataforma gubernamental para hacer proselitismo a favor del TLC.
En la campaña del referéndum únicamente una parte contó con ″deuda política″ y, además, sin ningún control ni límite. Esta inequidad sí obedece directamente a decisiones del TSE que atentan contra nuestra institucionalidad tal y como está plasmada en nuestra legislación. La Ley sobre Regulación del Referéndum estipula (Artículo 5) que todo lo no normado en ella debe regirse por el Código Electoral. Esa Ley no norma sobre el involucramiento del gobierno ni sobre la utilización de recursos públicos, es decir, sobre lo que en Costa Rica denominamos beligerancia política. Así que en esta materia el TSE debió aplicar el Código Electoral el cual, sin excepciones ni calificativos, prohíbe (Artículo 88) esa beligerancia de manera radical. Sin embargo, el TSE creó derecho sin estar legitimado para ello y produjo una resolución que autorizó al Gobierno a participar y a utilizar recursos públicos para promover el TLC. Esto se agravó en la medida en que tal autorización estuvo seguida de la ausencia de todo control o del establecimiento de cualquier límite.

Este irrespeto a nuestra legislación abrió las puertas para que la institución de la Presidencia de la República fuese utilizada por la estructura del SI para promover el acuerdo comercial, casi siempre engañando, asustando y manipulando a la población. Fue en actividades oficiales, donde el Presidente de la República afirmó, entre otras cosas, que sin TLC “nos llevaría el diablo”, que nos ″convertiríamos en la Albania de América Latina″ y donde presagió “un suicidio colectivo” si no se aprobaba. Al mejor estilo de las campañas que utiliza la política tradicional para ganar votos en zonas donde hay mucha pobreza, en este caso se instrumentó la institución de la Presidencia de la República para prometerle a trabajadores humildes que si se ratificaba el TLC pasarían de “ir a trabajar en bicicleta a hacerlo en motocicleta BMW”.

Ciertamente algunas personas del NO faltaron a la verdad cuando afirmaron, por ejemplo, que si se ratificaba el TLC se perdería la Isla del Coco, pero estas manifestaciones nunca salieron del liderazgo del NO. En el caso del movimiento del SI las afirmaciones más falsas y las promesas más absurdas, salieron nada más y nada menos que de la Presidencia de la República, lo cual se pudo evitar si se hubiese respetado la legislación prevaleciente en el país que prohíbe la beligerancia política del gobierno en estos procesos.

¿PROCEDE CALLAR?

Un sector minoritario de costarricenses preferiría que no se señalaran las anomalías mencionadas y otras que caracterizaron el proceso previo al 7 de octubre. Reiteradamente ese sector sugiere que el señalamiento de esas fallas implica irrespetar la institucionalidad y produce inestabilidad.

Esos costarricenses cometen un serio error. Una democracia en la cual no se puedan señalar anomalías de los gobiernos y de las autoridades que administran los procesos electorales, habría perdido su libertad. Creer que los seres humanos que lideran las instituciones básicas de la democracia son infalibles es una fantasía. Creer que el silencio y la mordaza de los que opinan diferente es una ruta posible, es totalmente errado. Una sociedad en la que el descontento no tenga voz transita por una ruta peligrosa y directa a la inestabilidad.

Si queremos mejorar es obligación que hagamos explícitas las anomalías. Por años en Costa Rica se negó, tildándose de radicalismo moral, la denuncia contra la corrupción que se había entronizado en la política. Muchos confundieron su defensa de una ideología particular con el disimulo de la corrupción, hasta que ya no fue posible negarla más. Hoy es urgente que el país se aboque a revisar el comportamiento de las instituciones sobre las que jurídicamente se sostiene la democracia, antes de que se llegue al punto en que un sector mayoritario no respete las decisiones de esas instituciones.

El resultado del referéndum ha sido aceptado prácticamente por todos los costarricenses. Si se señalan anomalías es para que mejoremos y no para condicionar en nombre de ellas la entrada en vigencia del TLC o el comportamiento legislativo de los partidos opuestos al TLC. Si se acepta el resultado se acepta con todas sus consecuencias. Cualquier otra actitud, motivada por las anomalías del proceso, estaría partiendo de la errada teoría de que dos errores hacen un acierto.

Así que quienes han defendido y/o votaron por el TLC y aprecian la democracia no deben temer y más bien deben ser capaces de separar su interés en el mismo, de la urgente tarea con que se debe abordar la agenda relacionada con el mejoramiento de las instituciones de la democracia.

Por otra parte, los que hemos estado en contra del TLC, lejos de imitar el irrespeto a la institucionalidad mostrado por algunos líderes que han promovido el tratado, debemos situarnos en una dimensión superior, siendo fieles a esa institucionalidad. Empatar en cuanto a abusos y transgresiones, sólo nos puede conducir a perder la autoridad moral para participar proactivamente en la renovación ética e institucional que urge en Costa Rica. Nuestra respuesta a la injusticia y a la inequidad no debe ser jamás la acción violenta o desinstitucionalizada. Por el contrario, debemos actuar con justicia y legalidad, demostrar con propuestas nuestro patriotismo y reaccionar a las necesidades del desarrollo nacional y no a las actitudes deplorables de un pequeño sector del SI.

La historia no nos perdonaría si no somos capaces de utilizar tantos argumentos sólidos, tanta evidencia, tanta buena fe y tanta mística, para convertir el 7 de octubre en el inicio de una victoria sobre los problemas nacionales, incluyendo el de la polarización ideológica y el maniqueísmo a donde unos pocos han querido llevar a Costa Rica.

Algunos sólo son capaces de escribir y participar a partir de sus propias simplificaciones sobre las motivaciones y las ideas de las personas. Son los que, de manera mecánica, consideran a alguien que opina diferente como un enemigo, como una persona mala, vendida extremista, radical, comunista o traidora. Ese tipo de personas estuvieron tanto en el SI como en el NO, son pocos pero son visibles, ya sea porque son políticos, líderes sociales o porque tienen acceso garantizado a los medios de comunicación comercial a las redes de internet.

Ante estas pocas voces y su eficiencia, no en construir puentes o unidad, sino en destruir y polarizar, tenemos que levantar nuestra voz y expresar nuestras dudas, propuestas, diferencias y acuerdos. Pregonamos la cordura, la moderación y la tolerancia; nuestro silencio sería el triunfo del extremismo y la polarización.

Tenemos que ser tan claros en expresar nuestros cuestionamientos al proceso previo al referéndum, como en ratificar nuestra aceptación del resultado del 7 de octubre.

Tenemos que ser tan claros en afirmar que la agenda de implementación no debe aprovecharse, por parte de algunos interesados, para impulsar reformas y aperturas más allá de lo exigido por el TLC, como en establecer que la agenda de implementación no debe utilizarse para impedir que el TLC entre en vigencia.

Tenemos que ser tan claros en expresar nuestras quejas por el irrespeto a la legalidad y a la institucionalidad por parte del liderazgo del SI, como en actuar de manera totalmente respetuosa de esa institucionalidad.

Debemos de ser tan contundentes en rechazar la afirmación de que todos los que se han opuesto al TLC son “chavistas” o “castristas” e irrespetuosos de la democracia, como en rechazar cualquier intento por acusar de ladrón a todo político o empresario que está con el TLC.

Tenemos que estar tan convencidos de que el memorando del odio y la cizaña no debe tener cabida en la vida democrática de este país, como dispuestos a impedir que el odio y la cizaña envuelvan a los ciudadanos, ya fuera que votaron SI o NO.

Tenemos que estar tan convencidos de que el referéndum no decidió que el modelo de desarrollo debe ser el neoliberal-Consenso de Washington-pro multinacionales, como aceptar que el referéndum convirtió en Ley de la República el TLC.

Finalmente, tenemos que estar tan dispuestos a rechazar futuras profundizaciones del modelo neoliberal tropicalizado que algunos impulsan en nuestro país, como dispuestos a proponer programas de desarrollo integral que contemplen tanto el desarrollo social como también la competitividad de la economía.

LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA FORTALECIÓ LA DEMOCRACIA

Contraria a la tendencia generalizada de centrarse en los derechos ciudadanos como objetivo de las tareas por mejorar la democracia, el PAC nació en parte más bien para fomentar la conciencia sobre las responsabilidades, las obligaciones y los deberes ciudadanos. El nombre de nuestro partido se origina en esa convicción de que la democracia es sobre todo un sistema de responsabilidades y obligaciones ciudadanas. La acción ciudadana es un deber y un requisito para que haya democracia. En este sentido y, en gran medida, el PAC es un llamado a la gente para que cumpla con sus obligaciones ciudadanas.

Cuando la humanidad evolucionó de la monarquía y la dictadura a la democracia, avanzó de sistemas en los cuales el ciudadano tenía que luchar por sus derechos políticos a uno superior en el que debe cumplir con sus obligaciones. Esto porque en la democracia el ciudadano es el propietario del poder y como tal, lejos de luchar por sus derechos políticos lo que tiene son obligaciones con la prosperidad de su país por medio del buen gobierno .

Nuestro programa de mejoramiento democrático consiste fundamentalmente en promover el cumplimiento de las responsabilidades por parte de la ciudadanía. Impulsamos la descentralización de las decisiones, el fortalecimiento municipal, el diálogo con la sociedad civil, la formación de consejos consultivos con representación de diversos sectores, la participación ciudadana en el financiamiento del Partido, la autonomía de las asamblea provinciales, cantonales y distritales en la estructuración de papeletas municipales, en la selección de candidaturas a las alcaldías y delegados a las asambleas de rango superior dentro de la estructura del Partido, como forma de crear todos los espacios posibles para que la ciudadanía actúe y asuma sus responsabilidades.

De igual manera, en el PAC hemos hecho un llamado a la mística y al voluntariado en el trabajo político convencidos de que es obligación del ciudadano ser protagonista de primer orden.

Hemos evitado la contratación de dirigentes locales pagados, el transporte de votantes al recinto electoral y otras concesiones y regalías que normalmente se hacen a los electores para persuadirlos a votar en una dirección determinada, como parte de nuestras convicciones de que la participación del ciudadano debe verse como su primera obligación en la democracia y no como un favor que le hace al partido o a sus candidatos. En este sentido, es que constantemente afirmamos en el PAC que debemos eliminar los agradecimientos de los políticos a los ciudadanos por su trabajo, pues si estos están convencidos de que un partido o un candidato son lo mejor para el país, tienen la obligación ineludible de trabajar para que sean electos.

Con meridiana claridad hemos dicho que el ciudadano que, por ejemplo, pudiendo ir a votar espera que lo transporten está asumiendo que otros tienen la responsabilidad de costear su transporte y por lo tanto que está disminuyéndose a ser un ciudadano de tercera o cuarta categoría.

La política tradicional ha fomentado el paternalismo y el desmerecimiento de los ciudadanos, en una interesada prédica sobre sus derechos, dirigida a utilizar en el proceso electoral a ese ciudadano para después abandonarlo e irrespetarlo. Una vez en el poder los políticos tradicionales se sienten dotados de un cheque en blanco para hacer lo que quiere y más comúnmente lo que quieren aquellos que les han ayudado económicamente a ascender al poder. El ciudadano al que se le regaló el transporte al centro de votación (o la bandera, la gorra o la calcomanía, etc.) es olvidado y se gobierna para el que puso el dinero para financiar esos regalos. Por ello hemos afirmado que esa “generosidad” de campaña le sale caro el ciudadano que la recibe y que, paradójicamente, muchas veces la exige.

En este contexto, el proceso del referéndum representa un paso fundamental a favor de la democracia, lo cual compensa en parte los efectos negativos derivados de la deficiente administración del proceso. Que a pesar del conjunto de inequidades que caracterizaron al proceso, la diferencia sea de sólo de 3 puntos porcentuales, refleja el nivel y la calidad de la movilización ciudadana que se dio en torno al NO al TLC. En este caso muchos ciudadanos y ciudadanas normalmente ausentes de la política se involucraron y asumieron sus responsabilidades patrias con una gran mística y a un gran costo material para cada uno de ellos. Se conformaron docenas de Comités Patrióticos, por encima y al margen de niveles de ingreso, colores políticos, credos, nivel educativo, edad u orientación sexual. No dudo que muestras similares de mística se dieron desde los ciudadanos que apoyaron el SI.

Como nunca antes la población de este país hizo un esfuerzo por informarse. En el marco de un responsable espíritu cívico y un enorme orgullo patrio, unos costarricenses se abocaron a convencer a otros. Ninguna de esas personas trabajó por un interés personal. Organizaron miles de reuniones a lo largo y ancho del país para discutir el TLC. No fueron amenazados con su empleo para que cabildearan contra el TLC ni amenazaron a nadie para pedirle el voto, no recibieron un centavo para trabajar ni compraron un voto. Sin ningún reparo pusieron su tiempo, su propio vehículo, su teléfono y su dinero o lo que cada uno pudiese aportar, para reproducir documentos, organizar piquetes, convocar a reuniones, cantar, hacer camisetas, dar charlas o surtir de alimentos a los que sirvieron de fiscales.

La oposición al TLC expresó sus sentimientos con alegría, canciones y patria, en dos grandes marchas. Ni algunos medios de comunicación pro TLC ni el gobierno, que no dudaron en hacer, de mala fe, advertencias sobre posible violencia, pudieron alejar a la ciudadanía de las mismas. La gente se movilizó sola y no en buses pagados por el gobierno o por empresas multinacionales. Ahí quedan esas marchas, quizá las dos más grandes de la historia patria, como testimonio histórico del interés de la gente en un asunto normalmente reservado a las llamadas cúpulas.

Nadie es dueño de este proceso. Ningún líder ni ningún partido puede adjudicarse méritos por esta hazaña. La gente se involucró no porque siguiera a alguien fuera este nacional o extranjero, sino por el amor a Costa Rica. En esta pluralista y representativa muestra social, no asomaba la ideología comunista, no prevalecía ningún antinorteamericanismo, y prácticamente a nadie le importaban en lo más mínimo Chávez, Ortega o Fidel Castro. Contrario a las infundadas y reiteradas acusaciones de cuatro años sobre las motivaciones de la oposición a este TLC dirigidas a desacreditarla y a causar miedo, los y las costarricenses involucrados en esta gesta estuvieron motivados por un profundo orgullo por lo que es Costa Rica y un enorme sentimiento de responsabilidad ciudadana.

Los Comités Patrióticos organizaron cientos de reuniones a lo largo y ancho del país para discutir el TLC. Sus miembros visitaron comunidades y ofrecieron charlas en centros de estudio y de trabajo. Esas fueron sus herramientas para contrarrestar el poder económico y una campaña mediática burda, agresiva y polarizante, orquestada desde las esferas más altas del gobierno.

Surgió un movimiento social que merece ser reconocido como tal, de la misma manera que fue reconocido el movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos, el movimiento ambientalista en Europa o el movimiento agrícola en Francia.

Por ello, en carta que remitiera el 10 de octubre al Presidente de la República, he escrito que: ″.... es necesario activar el Consejo Económico y Social como una instancia de diálogo permanente que mitigue las inequidades y violaciones a la institucionalidad democrática que se dieron en el proceso del referendo. Al proyecto de ley para la creación de ese Consejo presentado en la Asamblea Legislativa hace año y medio, debe dársele una elevada prioridad. Sin embargo, nada impide que previo a la aprobación de esa ley y de manera urgente, se creen espacios de diálogo transparentes entre los diferentes sectores, incluyendo, con especial prioridad, a representantes de los Comités Patrióticos que se organizaron para luchar contra el TLC, con el fin de discutir la agenda de desarrollo y de reformas institucionales y políticas, que son demandadas por los amplios sectores de la población representados por esos comités″.
Desde el punto de vista de nuestros conceptos, el extraordinario brote de responsabilidad ciudadana de los costarricenses en el proceso del referéndum, constituye un gran avance de nuestra democracia. Como resultado, hoy hay más gente y mejor informada sobre la forma en que trabajan buena parte de los medios de información, sobre la calidad de las instituciones responsables de la institucionalidad, sobre las prácticas clientelares de la política tradicional, sobre las diversas visiones sobre el desarrollo y la inserción en la economía global y, precisamente, sobre la urgencia de que la ciudadanía se involucre y asuma su responsabilidad en los asuntos públicos.

Sin embargo, el papel definitivo de esa nueva organización ciudadana estará determinado, sobre todo, por su capacidad para identificar y alcanzar acuerdos sobre tres asuntos: el futuro del TLC, las propuestas de desarrollo y los métodos para lograr incidencia.

Es evidente que en relación con los objetos explícitos (el TLC) e implícitos (la corrupción, el centralismo) de su oposición, ese movimiento tiene claridad y unidad. Más aun, no existen diferencias insalvables en cuanto a la visión sobre el desarrollo. Lo cierto es que en este movimiento se encuentran representantes empresariales y laborales, seguidores desde el Partido Liberación Nacional al Vanguardia Popular, líderes religiosos y ateos, personas con discapacidad, mujeres, agricultores, estudiantes, indígenas, etc., pero aun así pareciera que existen numerosas coincidencias sobre asuntos sustantivos tales como: el papel del empresariado nacional, la protección del ambiente, la eficiencia del estado, la descentralización del poder, la calidad ética de la política, la modernización del sistema educativo, el papel de la ciencia y la tecnología, entre otros.

Sin embargo, en cuanto al futuro del TLC y los métodos para lograr incidencia, podría haber algunas divergencias al interior del movimiento que se opuso al TLC. Existe un sector mayoritario que es conciente de las inequidades, irregularidades y violaciones a la institucionalidad democrática, promovidas y practicadas por la cúpula del SI durante el proceso previo al 7 de octubre. Sin embargo, ese sector mayoritario, a pesar de ser consciente de esas irregularidades, reconoce que en el tanto llegamos hasta el final, no queda más que aceptar que el SI ganó en las urnas. Ese sector mantuvo la esperanza de la victoria del NO y como hubiese aceptado el resultado si hubiésemos ganado, considera que es su obligación ética aceptar el resultado que se dio.

Para este sector mayoritario del NO la meta, en relación con el TLC, debe ser evitar que la cúpula del SI se aproveche del resultado del referéndum para impulsar medidas aun más neoliberales que las que exige el propio TLC. Además, debe ser vigilante y rechazar el epíteto de obstruccionistas a los partidos con representación legislativa que desean impedir que se materialice ese antidemocrático exceso.

Solo existe un sector, quizá minoritario, que pareciera no estar dispuesto a reconocer el resultado del referéndum y quisiera que se utilizara la agenda de implementación para impedir que el TLC entre en vigencia. Puede ser que ese sector apueste a acciones de hecho, tales como acoso a los diputados del SI en sus viviendas, huelgas generales y bloqueos a las vías de comunicación, para impedir que la Asamblea Legislativa vote algunos de los proyectos de esa agenda.

En lo concerniente al PAC, con respeto, consideramos que el movimiento social está llamado a jugar un papel trascendental en el corto plazo, en la medida que unificadamente y en democracia, canalice sus energías para que la agenda de implementación no exceda los requisitos del TLC .

Pero por supuesto, lo más importante para la calidad de nuestra democracia depende de que esta nueva cultura de responsabilidad y organización ciudadana se profundice, tanto cualitativa como cuantitativamente. El país, no así algunas cúpulas de la política tradicional, sólo tiene que ganar si más y más ciudadanos de todas las tendencias mejoran la comprensión de los temas atinentes al desarrollo, de la ética de la política, de la calidad de las instituciones responsables de que funcione la democracia y del papel de los medios de comunicación.
Un pueblo consciente, que no vote por tradición, que no se deje manipular por los sesgos noticiosos y editoriales de cierto sector de la prensa, en fin que conozca que en democracia, la culpa final de los desmanes y la impunidad tiene su génesis en los propios electores irreflexivos, sería un pueblo mejor preparado para escoger el tipo de país que desea y el tipo de política que lo puede poner en práctica. Sería un pueblo que valoraría mejor las propuestas, las historias, las coherencias e incoherencias de cada partido y de cada político.

Un pueblo así comprendería mejor cuáles son los límites presupuestarios, dónde existen alternativas u opciones y dónde es poca la discrecionalidad, comprendería por qué el populismo clientelar es nefasto, por qué las buenas políticas de desarrollo se construyen con el estudio, la buena información y la consulta ciudadana y no con la demagogia, la ideología, los dogmas o las recetas importadas, comprendería por qué es necesario tener un sistema tributario progresivo en que pague más el que más tiene, por qué la urgencia de que el sector público esté al servicio de la gente y no de algunos políticos y de algunos sindicatos que abusan de su poder temporal, comprendería cuál es el importante papel de la empresa privada en el desarrollo y por qué el sindicalismo es una institución fundamental de la democracia.

Un pueblo consciente de su responsabilidad comprendería cuál es el papel de la educación pública y de la ciencia, la tecnología y la innovación; comprendería por qué la eficiencia del estado y la estabilidad macroeconómica son relevantes tanto para la competitividad de la economía como en la movilidad social. Un pueblo estudioso de los asuntos públicos, podría comprender mejor por qué afirmamos que el trabajo honrado de cada uno es determinante para su bienestar y para el desarrollo nacional y que el papel fundamental del Estado en este campo es garantizar el acceso a herramientas de movilidad social (cañas de pescar) de buena calidad a todos los habitantes.

Sería un pueblo que haría un escrutinio sesudo de las propuestas y de la ética que debe prevalecer en las campañas políticas. Ese pueblo valoraría si es correcta nuestra afirmación de que en lugar de agradecer debe sentirse ofendido cuando un político en campaña le ofrece una bandera o una gorra regalada, cuando le da un emparedado y le paga el transporte para que asista a una reunión o para que salga a votar, cuando le ofrece un bono, una beca, una parcela de tierra, un empleo en el magisterio o en tal o cual embajada y cuando va a su comunidad a prometer la escuela, el camino o el puente.

Puede ser que una mayoría de esa ciudadanía responsable llegue a concluir que, por ejemplo, la visión del PAC no es la mejor para Costa Rica. En ese caso, los que estamos comprometidos con esta causa, sabríamos que a esa conclusión llegó una ciudadanía consciente de sus responsabilidades pero que prefirió ignorar nuestras propuestas y métodos y escogió escuchar a la parte de la prensa que está sesgada o guiarse por la inercia o por lealtades mal justificadas. En ese caso, sabríamos que estamos equivocados, lo cual ya sería de enorme importancia .
En fin, este modelo de ciudadanía responsable creció en el proceso del referéndum y esperamos que se profundice en los años venideros. Si así fuese, el referéndum habría sido el triunfo más grande de la ciudadanía, tanto de la que en esta coyuntura ha estado con el NO como la que ha estado con el SI. En esas circunstancias y a pesar de las fallas en la administración del proceso, la democracia habría sido la gran ganadora.

ANTE LA AGENDA DE IMPLEMENTACIÓN

Hoy el principal escenario político en relación con el TLC es de nuevo la Asamblea Legislativa. Ahí se discuten los trece (recientemente el Gobierno decidió que son once) proyectos de ley que conforman la denominada agenda de implementación. Excepto por el proyecto denominado Reformas al Código Penal y a la Ley Contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito, dirigido a fortalecer la lucha contra la corrupción, los restantes diez proyectos de esa agenda están en contra de contenidos importantes de La Convocatoria (Programa de gobierno del PAC). Por ello votaremos en contra de esos diez proyectos.


Algunos sectores neoliberales del país quieren aprovechar esa agenda de implementación para impulsar reformas y aperturas que exceden lo contemplado por el propio TLC, lo que beneficiaría aun más a las multinacionales y perjudicaría aun más a nuestros agricultores y a algunas instituciones importantes en nuestro estilo de desarrollo. Si el proceso del referéndum hubiese sido equitativo en el acceso a posibilidades de informar a la población, esos sectores quizá tendrían derecho a argumentar que el resultado del referéndum habría definido el modelo de desarrollo. En ese caso, los defensores del neoliberalismo podrían tener sustento democrático para aprovechar cualquier oportunidad, incluyendo la ofrecida por la agenda de implementación, para avanzar ese modelo más allá de lo exigido por el TLC.

En esta dirección hace varios meses escribimos: ″Si el proceso del referéndum es justo y transparente, cualquiera que sea su resultado, todos asumiríamos que el pueblo habría emitido su veredicto sobre el modelo de desarrollo para el país. Así, pasaremos a un período de tranquilidad y con altos niveles de gobernabilidad…..He ahí la enorme responsabilidad de los medios de comunicación, de las autoridades gubernamentales y, sobre todo, del Tribunal Supremo de Elecciones″ (La Nación, 6 julio 07).

Sin embargo, como ya se ha señalado, el proceso del referéndum careció de los atributos definitorios que podría haber tenido, por lo que no es admisible que se quiera utilizar el voto ciudadano sobre el TLC para impulsar reformas que nos hagan retroceder aún más que lo que se deriva de este. Por ello consideramos que es nuestra obligación, tanto con los que no quieren el TLC como con los que votaron por el SI porque quieren lo que dice el TLC y no otra cosa, hacer todo lo reglamentaria y democráticamente posible para que la agenda de implementación no “neoliberalice” más de lo que exige el TLC.

Quienes pretendan otra cosa están irrespetando la voluntad ciudadana y la institucionalidad democrática. Quienes levantan su dedo acusador, cuando anunciamos que el referéndum no obliga a votar cualquier reforma que se quiera incluir en la agenda de implementación por los sectores más radicales del SI, están pasando por encima del criterio del Tribunal Supremo de Elecciones. Su presidente don Luis Antonio Sobrado estableció que: “Lo que se pretende llevar al referendo es el TLC, no la agenda de implementación. Eso fue una decisión política y otra decisión hubiera sido meter todo en paquete. No nos corresponde evaluar si fue una buena decisión. Si hubiera sido así, el ambiente estaría todavía más cargado, porque sí sería el “todo o nada”. Tal vez si hubiera sido más complicado para el elector, porque el TLC ya es un documento complejo y si además metemos otros proyectos, la capacidad de entender qué está en juego hubiera sido menor” (La Nación, 30 setiembre 07).

De ese modo el Presidente del TSE no solo considera que lo que se decidió el 7 de octubre fue nada más sobre el TLC, sino que da las razones para que así se haya procedido.

Aun más contundente es el hecho de que el propio TSE en pleno estableció que el referéndum no tenía ningún efecto sobre la tramitación legislativa de la agenda de implementación. En este sentido el TSE rechazó formalmente una petición del Lic. José Miguel Corrales en la cual este solicitaba que suspendiera el trámite de las leyes de implementación en la Asamblea Legislativa mientras se realizaba el proceso de consulta popular.

La decisión unánime del TSE dice: “A pesar de la relación que puedan guardar los citados proyectos de ley con el proyecto de ley de aprobación del TLC, no estando la tramitación legislativa de esos proyectos contemplada en el referéndum … no existe pretensión de que el soberano avoque también su conocimiento vía consulta popular y, por ende, su convocatoria no tiene efecto alguno respecto de esa tramitación. Se trata de un asunto que, al encontrarse dicha “agenda” fuera del referéndum pretendido, escapa, por tal razón, de la competencia de este Tribunal. En consecuencia, se rechaza la petición formulada”. (énfasis no es del original) .
Desde su fundación el PAC ha aceptado todas las decisiones de la Sala IV y del TSE aun cuando algunas no las compartamos. Con esa autoridad moral hoy no nos sentirnos presionados a disimular excesos en esa agenda de implementación a partir de fechas fatales que en todo caso no lo son. Lo que deben hacer los defensores del TLC es dialogar y escuchar nuestras objeciones y las de otros sectores, a esos excesos.

Es tan irrespetuoso de la voluntad popular expresada en el referéndum intentar impedir que haya TLC obstruyendo la aprobación de la agenda de implementación, como utilizar el resultado del referéndum con el fin de impulsar reformas y aperturas que van más allá de lo que se deriva de lo que se votó el 7 de octubre. Evitar excesos de este tipo, así como mitigar los efectos perjudiciales del TLC, constituyen un derecho y un deber para con el pueblo costarricense el cual cumpliremos a cabalidad.

Entonces nuestro objetivo no es detener el TLC poniendo obstáculos a la agenda de implementación. Hubo un referéndum y aceptamos el resultado el mismo 7 de octubre. Pero el gobierno y, más importante, el TSE decidieron que se trataba de legislación independiente a la sometida a consulta en el referéndum. Puestas las cosas así, nuestro objetivo ha sido y será impedir y denunciar, cada vez que una pequeña cúpula intente recurrir al resultado del referéndum para por medio de esa agenda introducir reformas no aprobadas por los que dijeron SI y menos por los que dijeron NO el 7 de octubre. Votaremos en contra de esos proyectos y procuraremos convencer con argumentos a diputados y diputadas de otras fracciones para que también los voten negativamente, tal y como lo hacemos de cara a cualquier proyecto de ley que atente contra nuestra visón del desarrollo y contra nuestras propuestas de campaña.

Por lo demás, aun cuando se quisiera utilizar la agenda de implementación para detener el TLC, ello es imposible: este cuenta con el apoyo de dos tercios de los diputados, con el 48 bis, con la presidencia de la Asamblea Legislativa y de las Comisiones que están discutiendo los proyectos, con buenas posibilidades de que la Sala IV rechace eventuales cuestionamientos de tipo constitucional y quizá con tiempo .

Reiteramos: excepto por un proyecto vamos a votar en contra de la agenda de implementación. En relación con los demás proyectos nuestra gestión estará guiada por el objetivo de evitar que hagan más daño al país del que se deriva de lo ya exigido por el TLC. Mientras tanto, los que crean que el pueblo decidió el 7 de octubre sobre el contenido que a la cúpula del SI se le ocurra introducir a esos proyectos, ¡reclámenle al TSE, no al PAC!

MITIGACIÓN, DESARROLLO Y CONCERTACIÓN

El TLC y su agenda de implementación afectarán negativamente la competitividad internacional de nuestra economía y limitarán las posibilidades de movilidad social para amplios sectores de la población. Adicionalmente, impactará el desarrollo inclusivo de nuestro país, debido a los privilegios otorgados a las compañías multinacionales, a sus socios locales y a los importadores.

Nuestra visión de desarrollo y competitividad difiere profundamente del pensamiento de quienes, siguiendo una orientación neoliberal, creen que creceremos y alcanzaremos el desarrollo integral sostenible y la verdadera competitividad a través de instrumentos legales como los Programas de Ajuste Estructural (PAEs) y los Tratados de Libre Comercio. El costo de esta estrategia ha sido la incapacidad estructural para reducir sostenidamente la pobreza, la concentración adicional del ingreso, el deterioro del ambiente, los subsidios y exoneraciones a grandes empresas sobre todo las multinacionales, y el deterioro de la infraestructura pública.
Hoy los defensores de ese modelo aducen que el alto nivel de reservas, las bajas tasas de interés y la estabilidad del colón, obedecen a sus políticas. Aparte de la enorme liquidez mundial originada en el superávit comercial de China, la cual ha incrementado la llegada de capitales a la mayoría de los países de América Latina, lo cierto es que a Costa Rica llegan dólares porque se ha subsidiado y se ha exonerado del pago de impuestos a prácticamente toda la inversión extranjera; porque se están vendiendo las tierras más valiosas del nuestro territorio a extranjeros y por las remesas que envían miles de costarricenses que forzados por la pobreza generada por el modelo salen del país y a separan de sus familias. Ninguno de estos factores refleja la promesa de mayor competitividad de la economía anunciada por quienes han promovido el modelo. Por el contrario, constituyen evidencia del fracaso en la batalla por la competitividad real de la economía y nos deben alertar sobre las consecuencias estructurales futuras de la actual estabilidad macroeconómica.

La preocupación es mayor si con el afán de atraer inversiones e incrementar las exportaciones, se ha sido permisivo en cuanto al cumplimiento de la normativa ambiental y el respeto de los derechos de los trabajadores. La estrategia de competitividad basada en la canalización de subsidios y exoneraciones selectivas a un pequeño grupo de empresas, no solo ha concentrado los beneficios del desarrollo sino que ha restado recursos para mejorar la infraestructura y los servicios de educación, salud y la seguridad ciudadana.

En el PAC, creemos que la verdadera competitividad se logrará, en primer lugar, a través del mejoramiento de la productividad del capital físico y del capital humano. Ello depende de que el Estado haga su tarea en cuanto a la innovación tecnológica y en cuanto a la calidad de la educación pública. Por otra parte, es necesario mejorar la eficiencia de la administración pública por medio de la descentralización, la despolitización y la eliminación de la corrupción. Nuestra meta debe ser competir internacionalmente al tiempo que somos rigurosos en la protección del ambiente, en el cobro de impuestos progresivos y en el respeto a los derechos laborales. Esto se logra si actuamos sobre esos factores sustantivos de la productividad de nuestra economía

La competitividad y el desarrollo demandan también de estándares muy superiores a los actuales en relación con la ética y la transparencia en la administración de los recursos públicos y en la política. Relegar la capacitación y la trayectoria profesional de un docente frente al clientelismo político o disimular la corrupción en el sistema de concesión de obra pública y contratación con el Estado, no contribuye al crecimiento económico ni al desarrollo social. Un programa ético quizá comienza por eliminar el despilfarro en los procesos electorales y limitar la injerencia de los financistas de campaña en la toma de decisiones futuras.

Requerimos de un sistema tributario progresivo generalizado, que asegure recursos suficientes para que el Estado cumpla con sus obligaciones con la ciudadanía en el marco de estabilidad macroeconómica y una mejor redistribución de la riqueza. Para ello es necesaria una reforma fiscal que también contemple un mejoramiento en la recaudación fiscal y en la calidad del gasto. Ante los excesivos privilegios que el TLC concede a las corporaciones multinacionales, se necesitará un Estado mucho más fuerte para poder mitigar los impactos y para enfrentar posibles demandas ante esfuerzos locales para proteger sectores o actividades de especial interés para Costa Rica.

El resultado del referendo evidenció la necesidad de crear espacios de diálogo para encontrar puntos de consenso sobre los cuales construir una agenda nacional de desarrollo. Así lo hice ver al Presidente de la República desde el pasado 10 de octubre, a través de una carta que propone la implementación de una Agenda de Mitigación que reduzca, al menos, algunas de las consecuencias más negativas del TLC. Propusimos acciones en el campo de la educación pública; en el de la ciencia, la tecnología y la innovación; en relación con el sector agrícola y las PYMES, para proteger el ambiente, entre otras. Estas acciones no compensarán los efectos negativos del TLC, pero son necesarias para mitigar su impacto .

Nuestra Agenda de Mitigación no es parte de una negociación con el Gobierno de la República, como algunos sectores quieren verlo y hacerlo ver. Independientemente de la apertura o disposición que tenga el Poder Ejecutivo con nuestras propuestas, la fracción del PAC votará en contra de la agenda de implementación con la excepción de un proyecto con el cual estamos de acuerdo.

Un programa de desarrollo debe contemplar las medidas específicas y los medios para ejecutarlo. Además de las propuestas PAC, de las cuales aquí se han mencionado algunas, otros sectores han presentado su visión. Por ejemplo, la Cámara de Exportadores no solo ha elaborado propuestas propias, sino también en concertación con sindicatos y otras organizaciones sociales por medio de los acuerdos denominados Tercera República. Varias organizaciones sociales acordaron otra propuesta denominada Crisol. También la Unión de Cámaras divulgó un documento denominado Diez Mandatos Impostergables con Visión de Largo Plazo para el Futuro desarrollo del País.

Todo ello debería ser la materia prima para intentar elaborar una propuesta de consenso sobre el desarrollo nacional que permita una administración del TLC que evite sus peores consecuencias.

Pero sobre todo, esa agenda debe ser capaz de sustituir paulatinamente el atractivo para los inversionistas y los importadores originado en los privilegios que les otorga el TLC, por atractivos originados en factores compatibles con nuestra visión del Bien Común y del crecimiento económico. No referimos, por ejemplo, a una elevada productividad de la mano de obra, a la eficiencia y la transparencia de las instituciones del Estado, a la seguridad ciudadana, a la paz social y al prestigio-país, que generarán los elevados estándares éticos, ambientales, laborales y sociales, por los que debemos trabajar con ilusión y responsabilidad.
En la concertación de esta agenda por la competitividad y el Bien Común sería fundamental contar con las energías de los Comités Patrióticos en conjunto con otras organizaciones y personas, incluyendo muchas que coyunturalmente estuvieron a favor del TLC.

LA HISTORIA ESTÁ POR ESCRIBIRSE

Existen personas dentro del NO que creen o se comportan como si esta hubiera sido la primera batalla conceptual que se da por Costa Rica. Sienten que con TLC ya todo está perdido y que por lo tanto fue la última. De esa actitud puede surgir resignación, desesperanza o desesperación. Cualquiera de esas tendencias le haría un gran favor a las cúpulas que desean seguir neoliberalizando a Costa Rica.

La resignación conduce a la retirada y al abandono de un importante espacio de lo público. La desesperanza conduce al pesimismo sobre las posibilidades de incidir y, por lo tanto, a entrar débiles a cualquier contienda similar futura. Finalmente, las personas dominadas por energías destructivas o por la desesperación consideran que se deben agotar todos los recursos y empujar al país al caos y a la inestabilidad porque de todas maneras ″ya no hay nada que perder″. Esta actitud le permitiría a la cúpula neoliberal, contar con la evidencia que afanosamente han buscado y que es mencionada en el memorando Casas-Sánchez, destinada a mostrar que la oposición al TLC y a su modelo está en manos de la violencia, el radicalismo y el caos.

Si el movimiento del NO se dejara llevar por esa ruta, no sólo se dividiría irreversiblemente (por ejemplo, el PAC jamás sería parte de esas acciones y las condenaría), sino que quedaría reducido a una mínima expresión.

En todo caso la historia final no está escrita y menos su resultado. Por ello debemos derrotar la resignación, la desesperanza y la desesperación. Es un error que una persona crea que esta es la primera batalla que se da en Cosa Rica o que esta es la primera derrota. La verdad es que para muchos, la lucha contra el neoliberalismo, los sesgos ilimitados de algunos medios de información, la violación de las normas electorales, la corrupción, la mentira como argumento de campaña, la falta de controles en el financiamiento del proselitismo, la inequidad en la aplicación de las normas, las desigualdades en el financiamiento, la utilización del miedo como herramienta, son todas prácticas que hemos enfrentado y denunciado desde hace muchos años.
Por ejemplo, en cuanto al miedo como estrategia, éste se utilizó cada vez que querían aprobar un Programa de Ajuste Estructural (PAE). En ese caso se nos decía que si no se aprobaba el Banco Mundial no nos daría tantos millones de dólares y tendríamos desempleo, inflación y caos económico. En cuanto a la inequidad, en la aplicación de las normas, esta se ha dado en materia de fecha de inicio de la campaña electoral, en controles a contribuciones del extranjero, entre otras. En cuanto a sesgos de la prensa, todos observamos la benevolencia con que se trató al Presidente Oscar Arias en todas las entrevistas televisivas, radiofónicas o escritas en la última campaña presidencial en comparación con la forma agresiva y truculenta en que nos trataron a nosotros en muchas ocasiones .

Por otra parte, es también un serio error creer que o comportarse como si, todo está perdido y ya no hay nada que hacer. Existen batallas futuras y agendas fascinantes a proponer y agendas detestables a detener. En lugar de permitir que nos gane la resignación la desesperanza o la desesperación, debemos ser conscientes de que de la incorporación en los asuntos públicos del ciudadano desinteresado en obtener réditos personales depende la calidad de país que tendremos. De eso no debemos tener duda. Esto incluye también a los votantes del SI que procedieron a conciencia y no por que se les amenazara, se les asustara o se les diera dinero. Es fundamental que las personas, que votaron por el SI también sean protagonistas en relación con los asuntos públicos.

Así que todos los ciudadanos y ciudadanas que participaron en el Movimiento del NO inspirados sólo en el ideal de cuidar a Costa Rica y que hoy están sumidas en ánimos negativos, son fundamentales en la construcción de nuestra historia futura.

Podemos renunciar a todo, erradamente convencidos que la del TLC fue la primera y la última batalla, o podemos prepararnos con optimismo para tomar la iniciativa y definir el derrotero ético de la política, el papel del Bien Común en el desarrollo, el nivel de descentralización y participación ciudadana, el papel del ambiente en nuestra estrategia de inserción a la economía internacional, el nivel de eficiencia de las instituciones públicas, el papel de las Pequeñas y Medianas Empresas nacionales en la producción.

En fin, unos alegres otros tristes dirán que ya el TLC estableció el rumbo para todo en el país. Esto es lo que quieren algunas cúpulas, algunos políticos, que han olvidado el valor de Costa Rica. Pero ello no es correcto. La esencia de Costa Rica no será avasallada por el TLC. No todo está perdido. Tenemos que trabajar para mitigar las consecuencias negativas, para evitar políticas futuras que profundicen en ellas y para encontrar formas de evitar que todas sus nefastas consecuencias se manifiesten.

Más importante aún, en muy pocos años nadie podrá creer que hubo un momento en que América Latina (con algunas excepciones como Brasil) estaba dividida entre los que admiraban el populismo petrolero de la izquierda y los que encontraban la solución en los TLC universales de la Administración Bush. Cuando el petróleo baje de precio y cuando los resultados negativos del TLC se muestren en otros países como ya se han mostrado en México, muy pocos serán capaces de defender esos extremismos. Estos TLCs serán modificados y la racionalidad y los balances recobrarán el lugar que les corresponde.

El PAC es de los pocos partidos políticos en América Latina que se ha enfrentado desde el inicio a este tipo de TLC, al mismo tiempo que ha rechazado el populismo petrolero. Por ello cuando llegue ese momento nuestra gesta será reivindicada. Mientras tanto, debemos hacer todo lo posible para que no se introduzcan medidas neoliberales ni un milímetro más allá de lo que contempla el TLC y para abrir espacio a nuestra visión del desarrollo y de la política. También debemos trabajar para no peder la posibilidad de que Costa Rica pueda modernizarse destruyendo vicios pero no nuestras virtudes históricas, sino más bien construyendo sobre ellas. A ello debemos abocarnos quienes, ya desde el SI ya desde el NO en las controversias de hoy, amamos y amaremos siempre a Costa Rica.

LA RUTA: MÁS DEMOCRACIA

No debe haber espacio para el desencanto o la desesperación. Por el contrario, hoy más que nunca la gente que desea cuidar a Costa Rica y sigue sin estar convencida de que la mejor manera de insertarnos a la economía global debe ser idéntica a la de Guatemala, Chile o Marruecos, debe ser conciente del importante papel que le corresponde jugar en la historia Patria. La gente que ha tenido el coraje de no sucumbir ante los intentos de intimidación mediática y monetaria; la gente que habiendo votado por el SI no quiere darle un cheque en blanco al neoliberalismo tropicalizado; la gente que a un enorme costo personal se involucró en el movimiento del NO, debe percatarse de que sus responsabilidades no han terminado.
Esas mujeres, esos jóvenes estudiantes, esas personas con discapacidad, esos empresarios, esos indígenas, esos agricultores, esos ambientalistas, esos líderes religiosos, no tienen derecho a carecer de esperanza porque ellos son la esperanza.

Diferimos de los afortunadamente pocos del NO que quieren convencernos de que la institucionalidad no es la solución porque más bien es el problema. A los que se han burlado y a los que quieren burlarse de la democracia y la institucionalidad, estén donde estén, debemos responderles con más democracia y más institucionalidad.

Reiteramos, un mal no se corrige con otro mal; la historia lo ha demostrado.
¿Queremos quedarnos en la dimensión de las cúpulas del SI y de quienes violan diariamente la institucionalidad en línea con la doctrina plasmada en el memorando Casas-Sánchez? ¿No es eso reproducir su “esquema de juego” y apostar a las irregularidades y el irrespeto democrático para materializar nuestro sueño de país? Después de esta lucha histórica, ¿es sensato asumir que la capacidad de este pueblo se limita a copiar los métodos de quienes utilizan herramientas desleales sin ningún pudor? Intentar transitar por sus rutas antidemocráticas ¿no se constituiría en la verdadera derrota ante la cual palidecería lo ocurrido con el referéndum?

¿Es el “ojo por ojo” la ruta que debemos seguir para materializar nuestros sueños? ¿Debemos entrar en una competencia para demostrar cuál es más hábil en la maña y en la burla a la institucionalidad? ¿Es aceptable que algún buen patriota de repente quiera seguir la escuela del memorando Casas-Sánchez auspiciado por el Gobierno? ¿Estamos dispuestos a perder nuestra autoridad moral compitiendo con la inmoralidad antidemocrática de una parte de la cúpula del SI?

Nuestra respuesta a estas preguntas es que sería un error ético y político enfrentar los valores antidemocráticos de unos pocos con menos democracia. La respuesta es más democracia. Esa es la propuesta del Partido Acción Ciudadana. Esta nueva conciencia cívica, esta fuerza social y movilizadora, debe servir para construir democracia y no para destruirla. Esta es la única forma de derrotar al neoliberalismo y a la corrupción.

Entonces, el verdadero papel histórico de esta conciencia nacional se materializará si lejos de sentirnos derrotados, logramos involucrarnos aún más en la vida nacional; leyendo, analizando, opinando, escuchando. Debemos situarnos en una dimensión superior a la de quienes no han tenido respeto por nuestra historia y por nuestra democracia. Desde esa dimensión, debemos mirar las alternativas, los dilemas, las posibilidades que mejor se ajusten al desarrollo nacional. Desde esa dimensión debemos abrazar a todos, a los que hoy del SI y a los que hoy del NO son siempre de Costa Rica, para con amor y respeto reunificar al país.
La grandeza de este movimiento, su valor histórico, no está, con todo el heroísmo que ahí se manifestó, en haber alcanzado el cuarenta y ocho por ciento en un referéndum inequitativo, sino en su capacidad para rescatar a Costa Rica con democracia, inclusividad y ética. Por ello, parafraseando a Churchill, el referéndum no puede ser jamás el final del camino, no es ni siquiera el principio del final, es solo el final del principio.

¿Y cuál es el camino?: más ciudadanía, más conciencia, más responsabilidad, más participación, en fin, más democracia.

Ottón Solís,
Noviembre 2007

jueves, 11 de octubre de 2007

La Hazaña del Pueblo


Ottón Solís
Publicado en La Nación 11 octubre 07
Sección Opinión, pág. 15

El resultado del referéndum convierte en Ley de la República el TLC, dictaminado por la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Legislativa.
En las urnas de manera clara, aunque con algunas irregularidades que no afectan el resultado de la votación, ganó el SI. Sin embargo, en el proceso previo, perdió la democracia. Se falló en uno de los requisitos básicos de este sistema de acuerdo a cualquier experto: la equidad en el financiamiento. Durante el período oficial de la campaña, y desde hace cuatro años, el TLC, además de disfrutar de toda la benevolencia de buena parte de los medios de comunicación, contó con todo el dinero privado y público que quiso. El NO contó con céntimos. Por otra parte, el gobierno junto a un sector de la prensa irrespetó dramáticamente la tregua electoral de tres días que dicta la ley, al mismo tiempo que alimentaba la estrategia del miedo con amenazas resultantes de su íntima alianza con el Gobierno de Bush. Estas inequidades restaron a este primer referéndum nacional la capacidad que pudo haber tenido para fortalecer la gobernabilidad y aclarar la ruta de la inserción a la economía internacional que desean los ciudadanos. Ganó el SI pero no hay modelo definido.
Que a pesar de ese conjunto de inequidades, la diferencia sea de sólo de 3 puntos porcentuales, refleja el coraje y la capacidad analítica de nuestro pueblo, la solidez de sus razonamientos y la necesidad de que los sectores que promovieron el TLC escuchen con respeto a quienes estuvieron con el NO. Mal se haría en ignorar este panorama y el sentimiento de injusticia que prevalece. La indiferencia, la negación y la cizaña que se pueda practicar ante un partido político, sería peligrosa si se practica ante una pluralidad como la que votó por el NO.
Es necesario comprender los sentimientos albergados en los corazones de miles de seguidores de todos los partidos políticos y de empresarios, trabajadores, líderes religiosos y comunales, intelectuales, agricultores, artistas, jóvenes, mujeres, etc., que trabajaron por el NO, y sobre todo los que se organizaron en los Comités Patrióticos en cada comunidad de manera espontánea, para con honestidad informar sobre los efectos negativos del TLC. En esos comités desaparecieron las clases sociales, los niveles intelectuales y sobre todo los colores políticos. Miembros del PAC, del PUSC, del PLN, del frente Amplio, del PASE, del ML, del UN, de Unión para el Cambio, muchos otros sin partido, se comprometieron en este esfuerzo. Fue un proceso de ciudadanos y ciudadanas, no de corporaciones, cámaras, gremios o partidos.
Como nunca antes la población de este país hizo un esfuerzo por informarse. En el marco de un generoso espíritu cívico y un enorme orgullo patrio, se abocaron a convencer a otros. Ninguna de esas personas trabajó por un interés personal. Organizaron miles de reuniones a lo largo y ancho del país para discutir el TLC. No fueron amenazados con su empleo para que cabildearan contra el TLC ni amenazaron a nadie para pedirle el voto, no recibieron un centavo para trabajar ni compraron un voto. Sin ningún reparo pusieron su tiempo, su propio vehículo, su teléfono y su dinero o lo que cada uno pudiese aportar, para reproducir documentos, organizar piquetes, convocar a reuniones, cantar, hacer camisetas o dar charlas.
La oposición al TLC expresó sus sentimientos con alegría, canciones y patria, en dos grandes marchas. Ni los medios de comunicación pro TLC ni el gobierno con sus advertencias de mala fe sobre posible violencia, pudieron alejar a la gente de las mismas. La gente se movilizó sola y no en buses pagados por el gobierno o por empresas multinacionales. Ahí quedan esas marchas, quizá las dos más grandes de la historia patria, como testimonio histórico del interés de la gente en un asunto normalmente reservado a las cúpulas.
Nadie es dueño de este proceso. Ningún líder ni ningún partido puede adjudicarse méritos por esta hazaña. La gente se involucró no porque seguía a nadie sino para defender a Costa Rica. En esta pluralista y representativa muestra social, no asomaba la ideología comunista, ni ningún antinorteamericanismo, ni a nadie le importaba un bledo Chávez, Ortega o Fidel Castro. Contrario a las infundadas y reiteradas acusaciones de cuatro años sobre las motivaciones de la oposición a este TLC dirigidas a desacreditarla y a causar miedo, los y las costarricenses involucrados en esta gesta estuvieron motivados por un profundo orgullo por lo que ha sido Costa Rica.
Dentro de ese 48% de personas que votaron NO, he encontrado sentimientos de tristeza, de enojo, de indefensión y, sobre todo, de injusticia, de una profunda injusticia. He oído llantos, he visto lágrimas, he contemplado tristeza. Sienten que escogieron jugar honestamente de acuerdo con las reglas y que se las cambiaron de camino.
De lo que sigue no tenemos certeza. Esa pluralidad no debe nada a ningún líder y su único objetivo es la Patria. Esperamos que el amor a Costa Rica venza al desánimo y se mantenga la organización. De lo que tenemos certeza y lo que nos debe dar aliento, es que nadie puede ignorar el 48% y las condiciones en que se llegó a ese porcentaje. Ello significa que la globalización del TLC no es la del país. Los defensores de ese modelo tendrán que respetar las ideas sobre el desarrollo de quienes no lo apoyan. Ante tantas adversidades ese es un logro galáctico y debería alegrar caras, secar lágrimas y generar sonrisas. Esto es lo mínimo que ha ganado y merece este pueblo heroico.
La derrota de Dunkerque fue gloriosa y ahí nació la victoria final de Inglaterra en la II Guerra Mundial. Qué el 7 de Octubre no sea nada más que el Dunkerque del pueblo costarricense.

jueves, 9 de agosto de 2007

Una campaña que sale del corazón



Felicidades a quienes con su mística trabajan día a día, noche a noche, puerta a puerta, brazo a brazo, corazón a corazón argumentando por todo el país las razones valiosas por las que hay que votar NO, de corazón.

miércoles, 4 de julio de 2007

Nuestros corazones vencerán



Cinco magistrados de la Sala Constitucional han considerado que el TLC no viola nuestra Carta Magna. La consulta de constitucionalidad, fundada en análisis de especialistas de la Universidad de Costa Rica, intentaba evitar que el pueblo se manifestara sobre un TLC que consideramos violatorio de nuestra Constitución.

Aceptamos esa decisión que no compartimos. Esperaremos con sumo interés, para leer los razonamientos de los magistrados que consideraron que, por ejemplo, en materia de arbitraje no se viola nuestra Constitución Política o que las mociones aprobadas en Comisión no afectan el fondo del TLC.

Esperamos que los defensores del TLC no utilicen esta resolución para afirmar o insinuar que el TLC es bueno para el país. Que la Sala IV dicte que el TLC es constitucional no significa que sea bueno. La misma Sala IV considera que los matrimonios entre extranjeros y costarricenses que ni se conocen, hechos por poder en un protocolo notarial, para de ese modo obtener
el derecho a vivir en Costa Rica, son constitucionales.

El fallo únicamente establece que el TLC no atenta contra nuestro ordenamiento constitucional. No dice nada, ni tiene ninguna implicación, sobre nuestros argumentos en relación con los daños que el TLC causará a la economía, al sector agrícola, a las finanzas de la CCSS, al ambiente, al precio de los servicios de telecomunicaciones y electricidad. Tampoco pone en tela de duda nuestras afirmaciones en relación con los severos límites que el TLC impone a la definición soberana de algunas políticas de desarrollo o con la centroamericanización de nuestro modelo de desarrollo.

Casa por casa

Nuestra meta es el referéndum. Para ello seguiremos con entusiasmo en nuestra campaña de visitas a las casas de los costarricenses. En lo personal ya he visitado 443 casas: 35 en Hatillo, 65 en Alajuelita, 103 en Moravia, 120 en Desamparados y 120 en Tibás, estas últimas el lunes pasado en la noche. En todas partes del país muchos y muchas están dedicando sus ratos
libres a esta tarea. Tengo una enorme confianza en que los corazones van a vencer a los millones como muchas veces ha ocurrido en la historia.

La lucha contra este TLC no es una disputa contra un gobierno, contra un partido político o contra un sector o un grupo de personas. En ella están comprometidos empresarios, académicos, profesionales, agricultores, trabajadores, ambientalistas, amas de casa, jóvenes, sacerdotes, pastores evangélicos, liberacionistas, social cristianos, etc. Estamos optimistas,
sobre los esfuerzos de esta gran Costa Rica para que digamos NO a un TLC que irrespeta nuestros logros históricos e impediría mejorar y vencer nuestros problemas.

martes, 19 de junio de 2007

EE.UU. revisa Tratados de Corea del Sur, Panamá, Perú y Colombia.

Comparto con ustedes la siguiente noticia de la agencia AP en la que se menciona que Estados Unidos propone cambios al Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur. Indica la noticia en inglés que se trata una propuesta de variaciones en siete sectores, incluidos el laboral y el ambiental.

Dice la noticia que esta política estadounidense aplica para los acuerdos pendientes con Perú y Panamá, e incluso, para los que ya están negociados con Corea del Sur y Colombia. La dejo aquí completa para quienes comprenden inglés.





US Calls for Revisions to S.Korea FTA
Saturday June 16, 7:03 am ET



US Seeks Revisions of Free Trade Agreement With S.Korea to Reflect New Guidelines

SEOUL, South Korea (AP) -- The United States has proposed revisions for a free trade agreement with South Korea to reflect Washington's new guidelines that call for stricter labor and environmental standards, officials said Saturday.

The U.S. proposal calls for changes in seven sectors of the deal -- including labor and the environment -- South Korea's Ministry of Foreign Affairs and Trade said in a statement. The trade deal, reached in April, awaits legislative approval in both nations.

Wendy Cutler, the chief U.S. negotiator to the trade talks, has offered to visit Seoul next week to explain the proposed changes, the ministry said.

Seoul will determine its position on the latest U.S. request "after carefully analyzing and reviewing it," the ministry added.

The trade agreement is aimed at eliminating and lowering tariffs on a wide range of industrial goods and services, including automobiles, agricultural products and financial services.

It is the biggest such trade deal for the U.S. since the 1994 North American Free Trade Agreement, and is the largest ever for South Korea.

Last month, Washington adopted new trade policy guidelines that will elevate labor and environmental rights as key issues in future free trade agreements.

The new U.S. policy will apply immediately to pending free trade deals with Peru and Panama. It will also become a part of trade accords already negotiated with South Korea and Colombia.

South Korean officials have sent mixed signals on making any changes, saying "renegotiation" is impossible, while reportedly still suggesting they would be open to discussing changes if the U.S. makes a formal request.

miércoles, 13 de junio de 2007

LAS MARAS MAS PELIGROSAS


Quiero compartir con ustedes un artículo publicado por el periódico El Heraldo de Honduras sobre mi ponencia junto al Cardenal Óscar Rodríguez durante la presentación del primer informe de Transparencia Internacional, impulsado por el Consejo Anticorrupción de este país vecino.

“Hay maras en varios lados, pero las de arriba son más peligrosas, causan más daños”, dije en ese foro ético. Expliqué que el gobierno está obligado a elaborar un código de ética donde se definan qué son los abusos y los actos de corrupción para que la ciudadanía pueda reclamar.

Un par de citas que me atribuye la prensa hondureña son:

“Hay que saber si es un abuso nombrar a un amigo en un cargo público”

“Se debe decir por qué se nombra a un embajador en tal lado, qué requisitos tiene o si es primo en cuarto grado o si ayudó a la campaña política del Presidente”.

domingo, 10 de junio de 2007

La Agenda que me espera esta semana:

Este martes 12 de junio podré visitar de nuevo la Universidad de Costa Rica. Voy a participar en un foro sobre el TLC que está organizando la FEUCR, a las 5 de la tarde en el Auditorio de Educación.

Al día siguiente, el miércoles, compartiré algunas de mis reflexiones sobre el mismo tema en el Colegio de Contadores Privados. Esta actividad será alas 6 de la tarde.

Tendré la suerte de hablar con estudiantes de secundaria el jueves 14 por la mañana. He sido invitado al Colegio Nueva Esperanza de San Juan de Santa Bárbara de Heredia. Por la tarde estaré en el homenaje que se le brindará a nuestro compañero Alberto Cañas en el Salón de Ex-presidentes de la Asamblea Legislavida. La actividad comenzará a las 6: 30 de la tarde.

Sábado y domingo estaré en Guanaste. Participaré en encuentros regionales de nuestro partido en Cañas, Liberia y Nicoya.